Muy buenos momentos en esta casa con tanto encanto y personalidad. Los niños han estado muy a gusto cuidadando de las gallinas, el gato, las tortugas ...
Read More...- Una preciosa estancia en la costa bretona
Muy buenos momentos en esta casa con tanto encanto y personalidad. Los niños han estado muy a gusto cuidadando de las gallinas, el gato, las tortugas y los peces. Han disfrutado mucho también de los paseos en bici y de las fantásticas playas del entorno. Y no, no es cierto quen en la Bretaña llueva todos los días, nosotros hemos disfrutado de muy buen tiempo en agosto. Nos encantó Cancale, una gran cena, la visita a los criaderos de ostras, la tienda de las especias, las carreras por la playa con los carros a vela, las vistas del Mont Saint Michel y las ovejas en los pólders, otra gran cena en un pueblo cercano (Saint-Meloir), la costa accidentada con sus puntas, islas, acantilados, faros, aves y brezos floridos, las playas limpias y entre rocas, a veces muy solitarias. Excursiones a Dol de Bretagne, Rennes, Saint-Maloù, el cabo Frehel, la ciudad de Dinan tan fotogénica, Pequeños pueblos de casas de piedra, antiguos molinos, Dinard y sus casas en los acantilados, Saint-Suliac y el estuario de la Rance, Bécherel (el pueblo de los libros), los imponentes castillos de Combourg, Chateaugiron o las ciudades amuralladas de Vitré y Fougeres. La excursión nocturna con antorchas en Saint Yakut, los paseos en canoa de Saint-Cast-le-Guildo y las brutales mareas tan sorprendentes e inquietantes para unos mediterráneos. Hemos comprado especias, libros, paraguas, Kouign amann, crêpes et galettes, mantequilla salada, cacharros de cocina, chouchenn (miel fermentada) y sidra, y claro, por supuesto, una gran cantidad de galletas bretonas en cajas preciosas para regalar a todos nuestros amigos y familiares. Solo nos faltó poder salir en la barca que busca a los delfines, demasiado viento. El único momento de tristeza fué el de hacer las maletas para volver a casa
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